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CCSS pone la mirada en Pérez Zeledón para una mejor atención a la población adulta mayor.

Un reforzamiento integral de la atención geriátrica en todo el territorio nacional realizará la CCSS, con el propósito de que los servicios de salud que ofrece la institución, a lo largo y ancho del país puedan enfrentar el envejecimiento de la población.

Los cambios se efectuarán en toda la geografía nacional y forman parte del plan de acción que permitirá ejecutar la Política Institucional para la Atención Integral de la Persona Adulta Mayor aprobada por la Junta Directiva aprobó recientemente.

La política procura el fortalecimiento de la atención integral e integrada, en la prestación de servicios de salud, con un enfoque de curso de vida para promover un envejecimiento activo y saludable, de acuerdo con las demandas demográficas y epidemiológicas de la población.

También se ofrecerá atención en red y se pondrán al servicio de la población nuevas modalidades de atención ambulatoria que permitan que los adultos mayores permanezcan en su domicilio.

Se contratarán especialistas en geriatría para que refuercen los distintos centros hospitalarios y se le pondrá énfasis al cantón de Pérez Zeledón que es un de las zonas del país donde se registra un número importante de adultos mayores y en orden descendente Cartago, Coronado, San José (distrito de Pavas), Turrialba y Montes de Oca.

Se facilitará el acceso de esa población a los servicios de salud mediante acciones de mejora regulatoria como fue la eliminación del carné y la supresión de documentos para optar por el aseguramiento familiar.

Como parte de este plan de acción, se aumentará la complejidad del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología lo que implica aumentar el número de camas en el servicio de hospitalización, en la unidad de cuidados intensivos y en los diferentes servicios que tienen el hospital.

De acuerdo con la doctora María Eugenia Villalta Bonilla, gerente médica de a CCSS, el propósito es que toda la red atienda pacientes adultos mayores y que aquellos casos muy complejos puedan ser referidos a este hospital nacional.

Con esta decisión institucional, el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología será cabeza de red. La doctora Villalta y el doctor Fernando Morales Martínez, director de ese establecimiento, explicaron que ya está en proceso un estudio funcional que permitirá dimensionar los cambios de infraestructura que se requiere y si ellos se podrán hacer en el terreno donde actualmente se ubica el hospital o si se requiera la búsqueda de un nuevo terreno.

Adicionalmente, habrá cambios en la infraestructura y en el equipamiento institucional para adecuar las instalaciones a las nuevas demandas de la población adulta mayor.

Se fortalecerá la articulación y coordinación de acciones interinstitucionales e intersectoriales, que contribuyan al desarrollo de servicios institucionales acordes con las necesidades de las personas adultas mayores y a los retos del envejecimiento poblacional.

Otro de los aspectos a los cuales se le dará énfasis es el que se refiere el desarrollo de investigaciones en materia de envejecimiento y salud, acorde con la normativa institucional, desde una perspectiva gerontológica, para contribuir al mejoramiento de los servicios institucionales.

Impacto del envejecimiento

De acuerdo con la doctora Vilma García Camacho, coordinadora del Programa del Adulto Mayor de la CCSS, el envejecimiento es un hecho tangible en Costa Rica, pues en las últimas décadas, se ha venido presentando en forma acelerada y se ha caracterizado por un descenso sostenido de la fecundación, el aumento de la longevidad, la expectativa de vida y otros factores como la mortalidad y la migración.

Los indicadores demográficos, dijo, proyectados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la esperanza de vida de Costa Rica aumentará en un lapso de 11 años, en promedio, 1.6 años, pasando en el caso de los hombres de 77,2 a 78,7 años y en las mujeres de 82,3 a 83,9 años, como se observa en el siguiente gráfico.

 

El estado de salud de las personas adultas mayores es el resultado complejo de la expresión de los determinantes de la salud, entre los cuales destacan las condiciones de salud de la infancia (perinatal, crecimiento y desarrollo durante los primeros cinco años); los perfiles de riesgos conductuales (el tabaquismo, alcoholismo, régimen alimentario, actividad física) y el uso y acceso a los servicios de salud (reflejados en el nivel de educación y participación en el mercado laboral).

Por lo tanto, esta institución debe promover que las personas adultas mayores tengan una vida más saludable y activa, pues aunque uno de los logros de esta transición demográfica ha sido que las personas viven más tiempo que nunca, no necesariamente viven mejor.

La vejez está cada vez más sobrecargada por las enfermedades crónicas y las discapacidades, que a su vez se traducen generalmente en mayores costos de atención de salud y de largo plazo y aumentan la carga de las familias que cuidan de sus familiares mayores.

Esta situación implica mayor demanda de los servicios de salud, tanto en el primer nivel de atención, como en los niveles de mayor complejidad, reflejado en la mayor utilización de camas hospitalarias con estancias prolongadas, consumo de una gran cantidad de medicamentos y situaciones de riesgo social.

La prevalencia de padecimientos de salud, discapacidad, dependencia y la necesidad de cuidados a largo plazo, en una población que crecerá de manera acelerada en los próximos años, obliga a la adecuación de los servicios de salud y al desarrollo de mecanismos para mejorar la cobertura del seguro de pensiones de IVM ante las contingencias de invalidez, vejez y muerte y de las pensiones del Régimen No Contributivo para aquellas personas adultas mayores que no tienen posibilidades de acceso al sistema de pensiones contributivas y se encuentran en condición de pobreza, lo cual contribuye al deterioro de su salud y calidad de vida.

De esta manera, desde los servicios de salud, se deben planificar e implementar acciones dirigidas a la promoción de la salud, orientadas principalmente a la educación, fomentando el autocuidado individual y colectivo.

La prevención de la enfermedad, se debe orientar a la identificación de aquellas personas en situaciones de alto riesgo y realizar las intervenciones oportunas que les garantice una mayor probabilidad de mantener la salud y por ende la funcionalidad, prevenir el deterioro físico y mental, y de esa forma asegurar una mejor calidad de vida en la vejez.

Al mismo tiempo, se establecerán las estrategias necesarias para lograr la articulación de la prestación en salud con el seguro de pensiones, con el propósito de maximizar los recursos, evitar la duplicidad de funciones y acciones, extender la cobertura de los servicios y mejorar la calidad de las prestaciones institucionales para esta población.

Fuente de esta información: Caja Costarricense de Seguro Social.

Yuri Fallas A.

Comunicadora generaleña desde el año 2012, co directora de PZ Actual, corresponsal de Canal 7.

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