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Suicidio…No esperes a ser el triste recuerdo de toda tu familia.

Suicidio…. comprender el camino.

Suena duro el título, pero es mejor que lo hablemos: a todos una vez se nos vendió la idea del paraíso egoísta y del camino sin reclamos del perdón seguro sin culpabilidad propia sólo por ser débil.

Mi historia.

Sentado a la orilla, justo ahí donde se terminaban los sueños, ahí donde las aves se devuelven por temor al precipicio, ahí donde los valientes muchas veces se dan por vencidos y rompen en llanto… aunque eso no es malo, encerrado en mi cuarto.

En el oscuro callejón donde se marchitó la última sombra de esperanza; de ese lugar donde dicen que asustan de ahí es de donde pensé no habían para mi ya más sueños, más anhelos esos que una vez me causaron asombro y me hicieron reír por fuera y por dentro.

Tenía ya tiempo sintiéndome triste, noches y días calmando demonios, pero eran solo eso ideas, sombras, vestigios de intentos fallidos que nunca se cumplieron y se fueron apilando uno sobre otro en mi espalda hasta hacerme agachar la cabeza y no ver más allá, dejando perder la bendición que la aurora traería; esa que Dios nos regala cada día.

Ya no era yo el que había sido, el de risas el de ánimo eterno; qué gran mentira había comprado a precio de angustias y heridas. Se juntaron los días, me encerré en el sorbo amargo del ya no puedo, amargura del esto fue todo…

«Qué gran error dejarse morir sin hablar con nadie».

Y de muchos amigos siempre, más era mío el silencio; qué gran error permanecer en silencio ese que una vez leí secaba los huesos y lento morías, qué mal libro, que triste pensé de mi vida.

Era mi turno de bajar el telón y cerrar la obra, dejar de actuar y ser ya realista, qué gran mentira estaba comprando a precio de angustia pretendiendo pagar con mi vida.

Llegó la llamada, se había suicidado, no sonaba para nada bonito, me ganó la carrera que yo no me animé a correr; compró a alto precio, le creyó al padre de mentiras, acabó su vida.

Después del viaje llegué a casa todo era llanto, comprendí hasta entonces el dolor que causan los que se suicidan, para nada era bueno era hacer infelices y culpables a los que nada debían; eso abrió mis ojos y entendí tantas cosas. Mi mundo también estaba mal algo en el hilo del desarrollo humano se me había roto no sabía que era pero ocupaba ayuda urgente y precisa, qué gran error permanecer en silencio, esa la escuela de lo que dejaste atrás, hermano amigo después de tu partida.

Ahora lo escribo, ahora lo hablo lo comparto ya se va cerrando la herida, no así la de mi madre que como ella dice le sangra todos los días…

«Cómo no quieres que llore si salió de mi vientre»

Lo repite algunas veces; ella la que le alimentó de te quieros, aún se los dice a las cenizas en su cajita esa que que no quiere ni ver pero ya está vacía, es hueca madera una caja vacía…

«Amigo, amiga, habla; deja salir lo amargo que te carcome la mente y huesos; no esperes a ser el triste recuerdo de toda tu familia».

En memoria del obrero de la viña que trabajó pocas horas Glen Solano y se le pagó el mismo salario que ahora a mi me toca hasta el final de mi jornada, haciendo bien mi trabajo y persiguiendo a la meta todos los días, sin pretender haberlo alcanzado todo…

Autor: Gustavo Solano. De mis cartas; Enero 2014.

Es así, como el costarricense Gustavo Solano relata lo vivido desde finales del año 2013, cuando su hermanito menor decidió acabar con su vida, en un recorrido que no ha sido fácil pero que le ha inspirado para ayudar a otros que han sufrido este tipo de pérdida, pero ante todo a dar una palabra de aliento a aquellos cuya fatal idea pasa por su mente.

Sus textos, cargados de gran sentimiento y enseñanzas no buscan más que dar un mensaje a la sociedad, un mensaje que buscamos extender a través de PZ Actual dado el gran crecimiento en la cantidad de intentos de suicidios y los que lamentablemente se concretan en Pérez Zeledón y el país en general.

Agradezco a Gustavo la generosidad de permitirnos compartir la intimidad de sus sentimientos y a ustedes la gentileza de compartir este artículo, porque todos debemos saber que aún en el momento más oscuro, siempre habrá alguien que nos quiera ayudar.

Imagen con fines ilustrativos.

Yuri Fallas A.

Comunicadora generaleña desde el año 2012, co directora de PZ Actual, corresponsal de Canal 7.

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