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La conmovedora carta que un anciano abandonado en un asilo dejó al morir.

Es una historia que encontramos al navegar por la red, es la historia de un anciano que, como mucho otros, terminó su vida en un asilo, olvidado por todos, comenzando por su familia que lamentablemente lo visitaba raramente. Es la historia de Mak Filiser que una mañana, en su soledad, volvió a la casa del Padre, y mientras los enfermeros que lo cuidaban, quizá con benevolencia pero también con mucha superficialidad, encontraron una hoja doblada. Uno de ellos, tras leerlo decidió enseñársela a los colegas, como advertencia, como lección para encontrar tiempo de cuidar no sólo el cuerpo, sino el espíritu de las personas que están a su cargo

La hoja era una poesía con el título: «escorbútico viejo».

¿Qué ves enfermero? ¿Qué ves? ¿Qué estás pensando… cuando me miras?

¿Ves un hombre viejo, irritable… no muy sabio, con hábitos inciertos… con ojos lejanos? Que regatea con la comida…y no responde, cuando dices en voz alta…¡espero que la pruebes! ¿Y que pierde un calcetín… o lo zapatos? Que a veces resistiendo y a veces no… te permite hacerlo a tu manera, bañarse y comer… ¿así para llenar el largo día?

¿Es esto que estás pensando? ¿Es esto que ves?

Abre los ojos enfermero… no me estás mirando a mí. Acepté el regalo de nacer… y comí según su agrado

He sido un niño de 10 años… con un padre y una madre, hermanos y hermanas… que se amaban.

Un joven de dieciséis años… con las alas a los pies soñaba que pronto… encontraría a una mujer para amar.

Fui un esposo de veinte años… con el corazón que se me salía por el pecho.

A los veinticinco años… tuve junto a mí a mi esposa que necesitaba de mí para seguir adelante… y tuve una casa y era realmente feliz.

Un hombre de treinta años… mis hijos crecieron rápidamente, unidos entre ellos… con una relación que debería durar.

A los cuarenta años, mis jóvenes hijos… crecieron y siguieron sus caminos, pero mi mujer se quedó junto a mí… para ver que todo fuera bien.

A los cincuenta años, una vez más… los niños jugaban sentados en mis piernas, y luego me llegaron los días oscuros, mi mujer murió.

Miraba el futuro…y sentía escalofríos de terror.

Y crecieron mis hijos…y también sus hijos. Y hoy pienso en los años transcurridos… y al amor que conocí.

Ahora son un hombre viejo.. y la naturaleza ha sido cruel

Es una burla la vejez… te miran todos como si fueras un imbécil.

El cuerpo se deshace… la gracia y la fuerza, desaparecen.

Pero dentro de esta carcasa vive aún un joven, y de vez en cuando… mi corazón se inflama y me vuelvo incierto.

Recuerdo las alegrías… recuerdo el dolor. Y estoy amando y viviendo… la vida de nuevo.

Pienso en los años, que siempre son muy pocos… y que pasaron rápidamente.

Y aceptar el hecho desnudo y crudo… que nada puede durar.

Por lo tanto, gente abran los ojos… abran y vean. No ven un nuevo viejo e irritable. Miren más de cerca… ¡me ven…a mí!

No abandonemos a nuestros ancianos, no los dejemos en la soledad que a menudo la vejez obliga a sufrir.

Recordemos que son personas, con una vivencia, una sabiduría, una historia que contar…

Tomado de: pildorasdefe.net

 

Yuri Fallas A.

Comunicadora generaleña desde el año 2012, co directora de PZ Actual, corresponsal de Canal 7.

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