¿Sabe usted cómo cuidar a su mascota durante una rayería?
Aullidos agudos, ladridos constantes e incluso correr desaforadamente con el rabo entre las piernas, son las más claras manifestaciones de alteración que producen los relámpagos y truenos en las mascotas. Para mitigar esta situación Mauricio Jiménez, director del Hospital de Especies Menores y Silvestres de la Universidad Nacional (Hems-UNA), recomienda a los dueños permitir que el animal ingrese a la casa de habitación, en donde se le pueda brindar refugio y cariño mientras dure la tormenta eléctrica.
Jiménez comentó que en la mayoría de los casos la tormenta eléctrica se asocia con fuertes lluvias y vientos, elementos que también son detonantes en el estado de ánimo de los perros. “Las mascotas buscarán siempre meterse a la casa para estar junto a su dueño y sentirse seguros, ajenas al agua y a la radiación que provoca el resplandor de la descarga eléctrica”.
Jiménez indicó que los perros tienen la facilidad de asociar en su cerebro las situaciones que les causan dolor, por lo que algunos especialistas internacionales recomiendan someter al animal a terapia para que rompa esa asociación. Una de las técnicas más usadas hasta la fecha es poner al animal junto a un parlante para que de forma gradual escuche diferentes sonidos de trueno de baja hasta alta intensidad; conforme el perro tolere el sonido del rayo así se podrá incrementar el sonido y por ello recompensarlo.
Sobre el uso de tranquilizantes, Jiménez considera que no es lo más apropiado, dado que no pueden inyectar los medicamentos sin que halla tormenta. En los perros longevos podría ocasionar problemas digestivos o renales, por lo que es fundamental conocer el estado del paciente, previo a la aplicación del tranquilizante.
Ojo al rayo
Según el Institto Meteorológico Nacional (IMN), la chispa eléctrica que llega a tierra recibe el nombre de rayo, mientras que, la chispa que va de una nube a otra, se llama relámpago, aunque normalmente los dos son usados como sinónimos del mismo fenómeno.
En relación con el impacto de las tormentas eléctricas en animales de producción, se tienen registros de un rayo que fulminó 21 vacas en La Alegría de Siquirres en el año 2011. Recientemente, a inicios de julio de este año, un rayo impactó una finca ganadera ubicada en San Francisco de la Palmera, en San Carlos que cobró la vida de siete reses.
Datos del Departamento de Descargas Atmosféricas del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) indican que desde entre el 1° de enero y el 11 de mayo pasados, más de 190.000 rayos cayeron en el país, cifra cuatro veces mayor que los casi 45.000 relámpagos contabilizados en el mismo período del 2016. El día que más rayos se contabilizaron en lo que va de este año fue el 19 de abril, con 21.709 descargas registradas.
Fuente: Oficina Comunicación UNA.
Imagen tomada de Internet con fines ilustrativos.