La partida de un hijo es el dolor más intenso que se conoce, date la oportunidad de superarlo.
Al expresar el sentimiento de desolación tras la muerte de su hija, un padre dijo: “Parece que este espacio está conmigo en todo momento. A veces, el espacio vacío es tan real que casi lo puedo tocar. Casi lo puedo ver. A veces se hace tan grande que no me permite ver nada más” (Arnold y Gemma 1983, 56).
Se dice frecuentemente que el dolor de un padre en duelo es el dolor más intenso que se conoce. Cuando muere un hijo, los padres sienten que se murió también una parte de ellos, que les arrancaron una parte vital y fundamental. De hecho, los padres en duelo sienten que la muerte de su hijo es “la peor penuria.” (Arnold y Gemma 1994, 40). El duelo que causa la muerte de su hijo no es tan sólo doloroso, sino profundamente desorientador: se supone que los hijos no deberían morir. Estos padres están obligados a enfrentarse con una paradoja extremadamente dolorosa y estresante; ellos enfrentan una situación en la que deben lidiar con el dolor provocado por la muerte de su hijo y con su propia necesidad inherente de vivir sus vidas lo más plenamente posible.
Es obteniendo ayuda de sistemas de apoyo tradicionales, como la familia, los amigos, grupos profesionales o de la iglesia, consejerías profesionales, la mejor manera de afrontar momentos dolorosos, uniéndose a un grupo de apoyo, adquiriendo información sobre el tipo de muerte que ocurrió, así como de su propio dolor.
El ser humano está preparado para superar el duelo, pero necesita tener un poco de paciencia, seguir su instinto y buscar todas las ayudas que necesite para superar su pérdida.
Los grupos de apoyo proporcionan el conocimiento que el doliente necesita sobre los aspectos emocionales vinculados al proceso de duelo así como el aprendizaje sobre técnicas de relajación, habilidades de afrontamiento y manejo del estrés. De esta manera, puedes comprender con mayor profundidad no sólo lo que te sucede interiormente sino también cuáles son los cambios que se producen en nuestra familia así como en la conducta de nuestros amigos.
Los grupos brindan apoyo emocional, físico y espiritual en un espacio profesional, seguro y libre de prejuicios. En ellos logramos compartir nuestra experiencia de dolor con otras personas que también han atravesado una pérdida reduciendo notablemente el período de duelo intenso. De esta manera, no sólo nos daremos cuenta que nuestros sentimientos son absolutamente normales sino que encontraremos un ambiente libre de culpa para expresarnos sin que nadie nos presione sobre cuándo decidiremos superar esta muerte. En este intercambio de historias, dolores y penas se va originando un sentido de pertenencia ya que conoces a otras personas en una situación similar por lo que encontrarás el estímulo constante de quienes también están aprendiendo a adaptarse a una nueva vida. Se trata de animar a los miembros del grupo a no sólo recibir apoyo y comprensión para ellos sino que también sean capaces de brindar esta contención a los demás compañeros.
Los grupos de apoyo pueden volverse en un factor importante para el proceso de recuperación del doliente. Recuerda que pedir ayuda no es un signo de debilidad. Si bien nuestra cultura nos ha enseñado que debemos ser fuertes al momento de la muerte, no debemos tener miedo o vergüenza de participar de estos grupos cuando sentimos que no podemos resolver este dolor nosotros solos.
Es por esto que Grupo Renacer y Cooncosur RL, te invitan a participar este 30 de julio, en el Centro de Capacitación Claudio Gamboa, ubicado frente a Musoc, de una charla en la que podrás compartir con otros padres de un encuentro de mutua ayuda, entre pares, para padres y madres que enfrentan la muerte de un hijo.
“Date la oportunidad de caminar junto a otros padres, que transita por el mismo camino, para encontrar sentido a su vida, a su sufrimiento”
Para mayor información no dude en comunicarse a los teléfonos 8991 07 78/ 2772 30 94.
La actividad es gratuita.