Diez señales que le indican que su hijo (a) puede estar drogándose.

Para nadie es un secreto que las drogas son un mal que con frecuencia aqueja a nuestra juventud, estas adicciones no respetan género ni clase social, por ello le facilitamos los siguientes consejos útiles que le permitirán poder determinar si su hijo o hija puede estar consumiendo drogas.
1. Cambio abrupto de amigos: Es muy importante tener en cuenta esta situación, sobre todo si las nuevas amistades presentan comportamientos inusuales o muy diferentes de los que caracterizaban a su hijo.
2. Gastos misteriosos: Cuando los gastos sean excesivos, sin que exista evidencia de en qué se invirtió, los papás deben abrir los ojos porque algo puede estar pasando.
3. Pérdida de objetos o dinero de la casa. Este indicio es importantísimo: como los jóvenes no tienen dinero, echan mano de lo ajeno para conseguir lo que quieren.
4. Cambios de hábitos: Si de la noche a la mañana un adolescente deja de hacer deporte, empieza a interesarse por la vida nocturna, cambia los horarios de alimentación de manera brusca o tiende a encerrarse, préstele atención.
5. Fluctuaciones en el estado de ánimo: Esté atento si su hijo pasa de la tranquilidad a la agresividad, irritabilidad o al mal genio de manera casi inexplicable. Aunque estos cambios pueden ser comunes en los adolescentes, en caso de que se vuelvan persistentes présteles atención.
6. Mentiras frecuentes: Si el joven presenta inconsistencias al preguntarle con quién estaba o qué estaba haciendo, indague sobre esta situación, sobre todo si se vuelve una conducta repetitiva.
7. Descuido personal: Ojo a los cambios bruscos en los hábitos de aseo y al desarreglo; algunos jóvenes prefieren guardar el dinero que les puede llegar para no invertir ni siquiera en ropa.
8. Bajo rendimiento escolar o deserción: Esta es una señal vital, sígale la pista, sobre todo si tradicionalmente su rendimiento había sido bueno.
9. Periodos inexplicables de enfermedad: Los jóvenes pueden buscar incapacidades por salud para invertir el tiempo en otra cosa.
10. Ruptura de vínculos familiares: Aunque es algo común en los adolescentes, por lo menos se mantienen algunos lazos, pero la pérdida de todos es una señal importante de alarma.
¿Qué hacer?
Prepárese: Independientemente de la educación de su hijo, usted debe estar preparado para hablar con él del tema a partir de los 11 años y de manera seria.
Información: Tenga claro que mientras sus hijos no sean mayores de edad, usted debe saber siempre dónde y con quién están. Eso debe ser una exigencia permanente.
Confronte: Si tiene sospechas o dudas, no se quede callado; siéntese inmediatamente con su hijo y confróntelo sin agresividad, simplemente charlando.
Actúe: Si sus sospechas se incrementan, encuentra señales de consumo o la parafernalia utilizada con ese fin, mándele hacer un examen toxicológico.
Inventario: Haga una lista de los amigos, los gastos, actividades y rendimiento académico del joven para hacerle un seguimiento permanente.
No se apresure. Si tiene que tomar decisiones frente a tratamientos por certezas de consumo, consulte a una persona experimentada en este tema. Recuerde que un médico general o un psicólogo no necesariamente saben cómo ayudar.
Revise. No lleve directamente a su hijo a los centros de tratamiento. Primero solicite explicación en detalle de los modelos de intervención, de las reglas de funcionamiento y verifique si cumple con los estándares éticos internacionales.
Denuncie. Cuénteles a las autoridades si encuentra personas cercanas que están induciendo el consumo o promueven la venta de estas sustancias; también si halla sitios con ofertas de tratamientos sospechosos.
Fuente de la información: Libro ‘Profesión papás’, de Augusto Pérez, Ph. D. en drogadicción, director de la Fundación Nuevos Rumbos.
Imagen: agenciadenoticias.unal.edu.cr